Mi experiencia en RELAY
Por: Anahí López - Supervisora SER
Si pienso en mis años
como alumna, en mis años de infancia, siempre habrá momentos en que hubo un
adulto significativo, alguien que fue ejemplo, alguien que no se dio por
vencido, alguien que luchó y cumplió responsablemente con su labor, con amor,
con paciencia y con errores que no los limitaron jamás.
Cuando te preguntan
qué es lo que quieres ser de grande, vienen a tu mente muchas posibilidades. Y
pensando en mi experiencia en la educación, después de haberme encontrado hasta
ahora con tantas personas valiosas y con una vocación inquebrantable, sin miedo
a equivocarme puedo asegurar que su respuesta a esta pregunta, o al menos el
objetivo de cualquiera que hubiere sido su elección, era clara: “dejar una huella
bonita en la gente, honrar la propia existencia y todo lo que se ha recibido”.
Eso es mi trabajo y
eso lo he visto en vivo todo este ciclo escolar. Este año ha sido un año de
retos, de incertidumbre, de desgaste físico y mental que han traído consigo las
mejores satisfacciones, la gratitud de mi corazón pues me recuerda que cuando
pones el alma en lo que haces, cuando dejas el ego a un lado, cuando conectas
alma con alma con cada persona que te topas y te pones los lentes del amor para
acompañar los procesos de los demás... todo fluye y cosas bonitas suceden.
Este año escolar he
tenido la oportunidad de aprender mucho, he desarrollado habilidades y conocido
herramientas que me han fortalecido y ahora me permiten acompañar y apoyar el
crecimiento de mi equipo. He tenido la oportunidad de ver crecer a cada
maestra, a las líderes, a nuestros niños… he visto su compromiso de convertirse
en su mejor versión cada día, sin darse por vencidos, buscando siempre caminos
y haciéndolos si no los hay, sin dejar de creer en lo que es posible… eso es un
regalo, no un trabajo.
Dicen que “seas el
cambio que quieres ver en el mundo”, y ésto sacude nuestra mente, porque
implica eso, cambiar, salir de nuestra zona de confort. Implica asumir
responsabilidad de nuestros actos y ser aún más conscientes de las decisiones
que tomamos día con día desde cualquiera que sea nuestro rol. Estas decisiones
tienen un impacto, no en un día ni sólo en una respuesta esporádica, si no en
una vida, en un destino… en la construcción de la realidad de nuestro país.
Hoy me encuentro
rodeada de adultos significativos, me encuentro rodeada de mujeres y hombres
dispuestos a cambiar, con ganas y con la valentía para tomar al toro por los
cuernos, con la intención y disposición de cambiar patrones y dejar las excusas
y quejas, de ser de las personas que hacen e intentan una y otra vez. Buscando
la excelencia y creando nuevos caminos. Acompañar a líderes y maestras me ha
inspirado y me ha recordado que todo es posible, que somos muchos, que todo se
puede, que no hay excusas… siempre haya un corazón y una mente convencidos y
apasionados.
Este año me he
enfrentado como nunca al cambio, a adaptarme, a estar abierta a aprender, con
humildad y con la esperanza de que todo nos ayuda a llegar a nuestra meta.
Hoy día, veo el rigor convertido en acción, en decisiones, en
pasos siguientes… lo veo infiltrado en cada una de nuestras prácticas, ahora
podemos verlo, nombrarlo y hacerlo con más claridad. Ahora veo una red de
personas que buscan evidencias, que cuentan con herramientas que enriquecen y
dan guía a su qué hacer diario, teniendo un impacto real y con sentido.
Personas que analizan datos para encontrar dónde habrán de trabajar. Veo
estructura y un gran sentido de compromiso por parte de cada líder, porque
creen, buscan, crean y encuentran las maneras.
Me siento agradecida
por el apoyo, por la oportunidad de vivir y darme cuenta de cuántas personas
hay en el mundo luchando por lo mismo, creyendo en lo mismo, intentando lo
mismo, y con un mismo fin, acompañar a nuestros niños y abrir sus mentes y
corazones para que se sepan capaces, seguros y merecedores de una vida digna y
de bienestar.
Este es mi propósito
actual de vida, acompañar y seguir de cerca la educación de nuestros niños
mexicanos. La lucha tiene años, y hemos de seguir conquistando batallas y dando
pasos importantes por y para ellos, hemos de seguirnos tropezando e intentando
una vez más, y no creo que sea tarea sencilla pues cargamos en nuestros hombros
una enorme responsabilidad, ¡pero qué hermosa
responsabilidad!
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