¿Estás seguro(a) de tu respuesta?


Por: Rosa María González Carreón - School Leader Instituto Kino 



Y sólo con ver la cara del maestro, sabías que estabas LEJOS de haber acertado a la pregunta. Levante la mano quien recuerde haber estado en esta misma situación. ¡Claro! Si estás leyendo este artículo, seguro formas parte de una generación donde las respuestas eran correctas o incorrectas, e incluso podías percatarte de ello sin que el maestro tuviese que darte una respuesta verbal. Pero eso ya no es igual –o no debería-, puesto que las necesidades de la sociedad del conocimiento han cambiado; y como efecto secundario, el rol del docente, también ha cambiado.
Para cada docente que labora en la actualidad, es apremiante formar a ciudadanos que usen su voz para compartir sus perspectivas y opiniones de una manera argumentada, y no sólo para recibir una aceptación o un rechazo. Y esto será posible si adoptamos el hábito de ir a profundidad en las respuestas que nos dan los alumnos.
¿Y cómo lo hago? Es aquí donde está el reto: la manera en la cual podemos tener un mayor impacto sobre los alumnos al momento de hacerles preguntas, es manteniendo una postura neutral ante sus respuestas, ya sean las esperadas o no esperadas. Esto quiere decir, que deberás entrenar tu mente para controlarte, de manera que en vez de responderle “¡Excelente!” o “No, esa no es la respuesta”, le cuestiones para encontrar los argumentos que respaldan dicha respuesta. ¿Y qué tipo de preguntas puedo hacerle para descifrar su manera de pensar?

-       ¿Cuál es tu evidencia de ello?
-       ¿Qué te hace pensar eso?
-       ¿Cómo puedes comprobarlo?
-       ¿A qué te refieres con…?
-       ¿Puedes platicarme más sobre ello?

“¡Ay Ms., pero estás loca! José Alberto ya me dio la respuesta correcta, mejor avanzo con el tema, ¿no?” ¡Pues no! Porque el costo que vas a pagar si no verificas el argumento que acompaña a la respuesta de tu alumno se traducirá en brechas de aprendizaje que se pueden ir acumulando cada vez que no indagas en ello.
Por lo tanto, ¡recuerda! mantén tu postura neutral y cuestiona a tus alumnos para que ellos tengan que argumentar sus respuestas, sean las esperadas o no. Y tú, Maestro… ¿estás seguro de tu respuesta?



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