¿Estás seguro(a) de tu respuesta?
Y sólo con
ver la cara del maestro, sabías que estabas LEJOS de haber acertado a la
pregunta. Levante la mano quien recuerde haber estado en esta misma situación.
¡Claro! Si estás leyendo este artículo, seguro formas parte de una generación
donde las respuestas eran correctas o incorrectas, e incluso podías percatarte
de ello sin que el maestro tuviese que darte una respuesta verbal. Pero eso ya
no es igual –o no debería-, puesto que las necesidades de la sociedad del conocimiento
han cambiado; y como efecto secundario, el rol del docente, también ha
cambiado.
Para cada
docente que labora en la actualidad, es apremiante formar a ciudadanos que usen
su voz para compartir sus perspectivas y opiniones de una manera argumentada, y
no sólo para recibir una aceptación o un rechazo. Y esto será posible si
adoptamos el hábito de ir a profundidad en las respuestas que nos dan los
alumnos.
¿Y cómo lo
hago? Es aquí donde está el reto: la manera en la cual podemos tener un mayor
impacto sobre los alumnos al momento de hacerles preguntas, es manteniendo una postura neutral ante sus respuestas, ya
sean las esperadas o no esperadas. Esto quiere decir, que deberás entrenar
tu mente para controlarte, de manera que en vez de responderle “¡Excelente!” o “No, esa no es la respuesta”, le cuestiones para encontrar los
argumentos que respaldan dicha respuesta. ¿Y qué tipo de preguntas puedo
hacerle para descifrar su manera de pensar?
- ¿Cuál
es tu evidencia de ello?
- ¿Qué
te hace pensar eso?
- ¿Cómo
puedes comprobarlo?
- ¿A
qué te refieres con…?
- ¿Puedes
platicarme más sobre ello?
“¡Ay Ms.,
pero estás loca! José Alberto ya me
dio la respuesta correcta, mejor avanzo con el tema, ¿no?” ¡Pues no! Porque el
costo que vas a pagar si no verificas el argumento que acompaña a la respuesta
de tu alumno se traducirá en brechas de aprendizaje que se pueden ir
acumulando cada vez que no indagas en ello.
Por lo
tanto, ¡recuerda! mantén tu postura
neutral y cuestiona a tus alumnos para que ellos tengan que argumentar sus respuestas, sean las esperadas o no. Y tú, Maestro… ¿estás seguro de tu respuesta?
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